Después de más de una semana liado con el estudio y los cierres del año pasado, por fin Javier se ha decidido a volver a hacerme caso y publicar una nueva entrada en el blog. De todas formas, hemos tenido serias discrepancias sobre la temática de la entrada porque en la casa que él propone presentar no hay un solo ladrillo y, por tanto, me siento excluido. He aceptado porque la casa Farnsworth es uno de los sueños paradigmáticos de la arquitectura del siglo XX y merece muchísimo la pena hablar de ella.
Hoy en día cualquier arquitecto o estudiante de arquitectura conoce este genial ejercicio de filosofía de la arquitectura que llevó a cabo Ludwig Mies van der Rohe entre 1946 (fecha de inicio del proyecto) y 1950 (fecha de terminación de las obras), que se ha convertido en uno de los iconos del Estilo Internacional.
En 1905 se traslada a Berlín, donde empieza a trabajar para Bruno Paul, arquitecto, diseñador de interiores y de mobiliario que podría considerarse adscrito al
Art Nouveau. En 1908 entra a trabajar como aprendiz en el estudio de Peter Behrens, donde coincide con Walter Gropius (posteriormente fundador de la
Bauhaus) y con Adolf Meyer (colaborador de Walter Gropius y profesor también de la
Bauhaus), pero no con Le Corbusier (que también trabajó con Behrens en 1911).
La etapa con Peter Behrens es fundamental para entender el posterior devenir de la obra de Mies. Recibe con entusiasmo las teorías de Behrens sobre la vinculación necesaria entre arte e industria, aprende técnicas avanzadas de estructuras, estudia simetrías y proporciones en los grandes edificios de Karl Friedrich Schinkel (maestro del
Neoclasicismo prusiano del siglo XIX) e inicia su conocimiento de las obras de Frank Lloyd Wright. También en esta etapa recibirá sus primeros encargos, que lo introducirán en los círculos de la alta sociedad berlinesa.
En 1911 toma la decisión de viajar a La Haya y conoce a Hendrik Berlage. Su proyecto para la Bolsa de Amsterdam inauguraba, a decir de los historiadores, el llamado
Racionalismo. La
honestidad en el uso de los materiales y en las técnicas constructivas, así como la ausencia de cualquier ornamentación superflua en ese edificio, definirán ya un camino sin retorno para la obra de Mies, que conservará el gusto por la proporción neoclásica, pero no su lenguaje estético y constructivo.
En 1912 Mies establece estudio propio de arquitecto, aunque siendo puristas, cabe mencionar que no había seguido una formación reglada ni tenía título universitario que lo acreditase como tal... ¡Ni falta que le hacía con la experiencia que ya arrastraba a sus espaldas y que demostraría a lo largo de su vida!
Integrado en los círculos de alta sociedad de Berlín, en 1913 intenta cambiar su apellido paterno debido a que la expresión
"ihm geht es mies" significa que algo
"está en mal estado" o
"echado a perder". Este empeño
"nominal" culminará durante 1921, cuando añadirá el apellido materno
"Rohe", con el falso injerto
"van der",
intentando sugerir una ascendencia holandesa de aristocrática alcurnia. También entre 1913 y 1921 se prolongará su matrimonio.
Tras el duro paréntesis de la I Guerra Mundial, en la que sirve en Rumanía, Mies iniciará con fuerza su camino teórico hacia la gestación del
Estilo Internacional, que considerará vital para responder desde la arquitectura a la
"nueva democracia industrial" de posguerra. Para él, el diseño arquitectónico debe nacer de la construcción, de la estructura.
"La arquitectura no debe guiarse por la invención de formas inéditas ni por gustos individuales. La arquitectura, para mí, es un arte objetivo y debe regirse por el espíritu de la época en que se desarrolla" (Mies van der Rohe). Para él, el espíritu tecnológico era el que debía regir esos destinos de la nueva arquitectura.
A partir del final de su matrimonio, y de su cambio de nombre, su actividad en los círculos de las vanguardias artísticas será incesante. Prepara las exposiciones del
Novembergruppe, comulga con los postulados de
De Stijl (El Estilo) editando con Theo van Doesburg la revista
"G" (
Gestaltung, diseño), participa en el
Arbeitsrat für Kunst (Consejo de trabajadores del arte) junto con Walter Gropius y Erich Mendelsohn. Beberá también de las fuentes del
Constructivismo Soviético. Las bases de su personal filosofía arquitectónica hacia la abstracción geométrica, la esencialización y el uso de acero y vidrio están ya sólidamente asentadas. Entre sus proyectos de ese momento, aunque no se construyeran, aparecen ya revolucionarios rascacielos destinados a oficinas, construidos en hormigón, acero y vidrio, que se convertirán en símbolos de la nueva arquitectura.
Rascacielos en acero y vidrio en Berlín, concurso (1919)
En 1926 es vicepresidente de la
Deutscher Werkbund, asociación de arquitectos, artistas e industriales que había pretendido, desde su fundación en 1907, la integración de los oficios tradicionales y de las técnicas industriales de fabricación en masa, para incrementar la competitividad económica de Alemania.
En 1927 es director artístico del proyecto
Weissenhoff que, de cara a la exposición de la
Deutscher Werkbund de 1927 en Stuttgart, consistía en un complejo residencial experimental, para el que él mismo proyectó un bloque de viviendas, contando con otros 16 de los mejores arquitectos del momento para el diseño del resto de los edificios.
En 1929 llega su consagración como arquitecto al recibir y ejecutar el encargo del Pabellón de Alemania para la Exposición Internacional de Barcelona de 1929. En él, un juego de planos de excepcional pureza geométrica genera un espacio fluido. Emplea acero, vidrio, travertino, mármol verde y ónice en piezas con una precisión y una claridad de montaje sin precedentes.
En 1930, su encuentro con el arquitecto neoyorquino Philip Johnson tendrá consecuencias para su vida posterior. Johnson incluyó varios proyectos de Mies en la primera exposición de arquitectura del MoMA de 1932, con lo que su obra empezó a ser conocida y admirada en los Estados Unidos. También en 1930 pasa a dirigir la
Bauhaus en Dessau, hasta que en 1932, la presión de las autoridades nazis se hace insoportable y se clausura. El intento de Mies de reflotar la institución en Berlin será abortado también por los nazis durante el año siguiente.
Entendiendo insostenible la situación política en Alemania, Mies van der Rohe emigra a los Estados Unidos en 1937, donde gracias a la exposición del MoMA de 1932 ya era admirado como arquitecto. Establece rápidamente su despacho profesional en Chicago. Desde 1938 hasta 1958 no dejará el cargo de director del departamento de arquitectura del Instituto Politécnico de Chicago (que más tarde sería rebautizado como Instituto Politécnico de Illinois), para el que diseñará un nuevo campus en el que siguió refinando su estilo de arquitectura de acero y vidrio. Eran míticas ya por entonces sus máximas
"Less is more" (
"menos es más") y
"God is in the details" (
"Dios está en los detalles"), que se convirtieron en lemas de la arquitectura de vanguardia. En 1944 se nacionaliza estadounidense y se mueve ya con extrema fluidez en los círculos sociales y artísticos del país.
La doctora Edith Farnsworth
Es durante una cena, en 1945, cuando la eminente nefróloga, Dra. Edith Farnsworth, le encarga el proyecto y construcción de una vivienda de fin de semana en una parcela en el interior de un bosque junto al río Fox, al sur de la ciudad de Plano, a unos 89 km al suroeste de Chicago (Illinois). La doctora es una mujer soltera, de brillantísima carrera profesional, extremadamente inteligente y cultísima. Baste decir que antes de estudiar medicina ya era violinista (con estudios musicales en Roma) y traductora de poesía italiana. Ella desea un lugar de relax en el que pueda desarrollar su pasión por el violín, la poesía y la naturaleza. Insiste que pretende que su casa sea una obra
"significativa" de arquitectura y que Mies la debe proyectar y construir
"como si fuese para él mismo". Mies ejercerá de arquitecto y de contratista general de las obras. El diseño (que Mies basará en los mismos conceptos que había intentado aplicar a una vivienda proyectada en 1938 para Stanley Resor, que no se llegó a ejecutar), estará terminado para la exposición de arquitectura del MoMA de 1947, pero la construcción no se acometerá hasta 1950. El proyecto contaba con la total aprobación, incluso con la complicidad de Edith Farnsworth, de la que se ha dicho que se enamoró de su arquitecto en esos momentos, aunque no existe constancia alguna de este hecho que siempre ha generado rios de tinta.
Planta de la Casa Farnsworth. Se aprecia su extrema simplicidad
La Casa Farnsworth en construcción
La Casa Farnsworth es de una extrema simplicidad. Ocho pilares de acero, trasladados al exterior para liberar completamente la planta, sostienen la losa de la cubierta y la del suelo, que está elevada 1,50 m sobre el terreno. La casa se prolonga hacia la zona del prado que mira al río Fox mediante una terraza formada por un plano asimétrico respecto al resto de la construcción que se encuentra a un nivel intermedio entre el del terreno y el de la vivienda, y se sustenta en seis pequeños pilares. Los diversos niveles se comunican mediante escalones formados únicamente por losas de mármol travertino que descansan sobre una ligera zanca metálica. El volumen principal de la construcción cuenta con un porche y el espacio de la vivienda en sí. Esta está formada por un único espacio en el que la continuidad visual es absoluta, tanto en el interior por la ausencia completa de tabiquerías divisorias, como entre interior y exterior, ya que la totalidad de las paredes son de vidrio transparente. Los suelos, tanto los exteriores como los interiores, son de travertino en piezas rectangulares. Hacia el río se dispone la zona de estar, hacia los laterales los dos dormitorios y hacia la trasera la cocina. Esta última queda encastrada en el único elemento de división del espacio, que está formado por un núcleo central ejecutado en madera noble que alberga, además, dos baños, armarios e instalaciones. La continuidad entre el espacio exterior y el interior es una experiencia vital y visual bidireccional. La casa abre sus entrañas de espacio privado hacia el exterior, pero este se convierte a su vez en el referente y marco del habitante interior. La naturaleza inunda la vivienda. Solamente unas cortinas de suelo a techo proporcionan, en caso de estar corridas, cierta privacidad al interior.

Panorámica de la ubicación de la Casa Farnsworth, junto al río Fox
Exterior tras su terminación
Fachada principal en otoño de 2009
Fachada trasera en otoño de 2009
Vista en escorzo de la Casa Farnsworth
Vista en escorzo mostrando la terraza y el porche
Vista trasera en invierno. Su blancura y transparencia la funde con el paisaje
Vista del interior
Desde el interior, la naturaleza inunda la casa. Al fondo, el río
Vista interior del núcleo central con la cocina
En invierno. Exterior e interior se funden
Mies van der Rohe llevaba en esta obra el "menos es más" hasta el extremo de expresar que la casa que había proyectado era "beinahe nichts" ("casi nada"). El volumen queda definido únicamente por los planos horizontales, ya que las aristas laterales han desaparecido. Mies llevó la precisión y la perfección en la construcción al límite. Los pilares se aplomaron al milímetro, las soldaduras en la estructura se lijaron y pulieron hasta que fue imperceptible cualquier mínimo rastro de ellas. El mismo lijado y pulido se aplicó a la totalidad de las superficies de pilares y vigas que debieran quedar vistas. Se proyectó sobre ellas una imprimación de cromato de zinc para acabar con una capa de esmalte blanco, tan meticulosamente aplicada, que debía conseguir una terminación similar a un esmaltado al horno. Por otro lado, los vidrios se cortaron y encajaron con absoluta precisión en sus huecos rectangulares... ¡Era la perfección!
Sección constructiva. Se aprecian la losa de cubierta y de suelo
Detalle de la pureza de ejecución de la estructura
Cuando la vivienda se terminó, el arquitecto entregó a la Dra. Edith Farnsworth las llaves de su casa, las facturas por las cantidades que adeudaba aún y, curiosamente, dejó ya de estar localizable para ella. Muchos se han preguntado si se acabó el romance (si es que existió), o si el arquitecto tenía otros proyectos que reclamaban su urgente y absoluta atención.
Sea lo que fuese, a raíz de lo anterior y de que el coste de la obra había superado en algo más de un tercio el presupuesto inicial, alcanzando los 73.000 dólares de 1950 (unos 655.300 dólares o 473.260 euros actuales), la Dra. Farnsworth reaccionó de una forma pésima y visceral. Tenía la perfección, pero estaba dispuesta a hundirla. Interpuso una demanda a Mies por los elevados costes, acusándolo de mala praxis, pero perdió, al demostrarse el constante seguimiento que, junto con el arquitecto, había hecho de la obra.
Llevó entonces sus quejas contra Mies al ámbito público, escribiendo furibundas críticas contra él y contra toda su obra en medios de comunicación, siendo la más trascendente la publicada en la revista
House Beautiful, en la que ironizaba sobre la máxima del arquitecto, llegando a afirmar que
"menos no es más, es simplemente menos" o que
"deseaba una obra significativa de arquitectura y todo lo que recibí fue falsa sofisticación" o que la obra de Mies era
"mala arquitectura moderna". La revista echó más leña al fuego afirmando que el
Estilo Internacional era un mal que acabaría con la arquitectura en general y con el estilo y valores propios de la vivienda y la familia tradicional norteamericana. En un momento en el que la
Caza de Brujas del senador Mc Carthy removía los cimientos del país, se llegó a comparar al
Estilo Internacional con el totalitarismo comunista. Para colmo, Frank Lloyd Wright llegó a intervenir en la polémica en contra de esa arquitectura.
Mientras la controversia seguía creciendo (llegando hasta hoy en día en que la casa y sus variadas interpretaciones siguen llenando libros, artículos, páginas web y blogs), Edith Farsworth encargó al arquitecto William E. Dunlap el cierre con celosias de bronce de la casa y del porche. Dunlap lo ejecutó, pero tampoco quedó bien con su cliente, al enterarse esta de que el nuevo arquitecto había consultado a Mies cómo acometer tal encargo.
En invierno de 1971. Se aprecia el porche cerrado
A pesar de sus quejas, la propietaria usó la vivienda hasta 1972, año en que, tras no conseguir que se cancelase un proyecto para ejecutar una carretera que pasa por las cercanías de la trasera de la casa, la vendió a Lord Peter Palumbo. El magnate británico, coleccionista de arte y aficionado a la arquitectura eliminó los añadidos de Dunlap y restauró la casa a su estado original. Por fin, en 2003, la vendió a su vez a un grupo conservacionista local del
National Trust for Historic Preservation. La Casa Farnsworth está abierta al público, iniciándose la campaña de visitas de 2010 el próximo 31 de marzo, una vez pasado el invierno.
De todas formas, Edith Farnsworth no estaba equivocada en todas la pegas que ponía a la vivienda. Una gotera persistente era continua, hasta tal punto que el operario encargado de su arreglo llegó a calificar la casa de
"Mies-conception", haciendo un juego de palabras con el normbre del arquitecto y el término
"misconception" (
"idea equivocada"). Por la noche la casa es una linterna para todo tipo de insectos provenientes del río y del bosque. En verano el calor era insufrible ya que, originalmente, no tenía refrigeración. Las facturas de calefacción en invierno era inasequibles y la condensación perlando lo vidrios constante. El mantenimiento de la pintura y el travertino casi imposible...
Para terminar, Mies había elevado la vivienda 1,50 m sobre el terreno, teniendo en cuenta la altura alcanzada por las crecidas del río Fox en un período de retorno de 100 años. Sin embargo, no tuvo en cuenta el período de retorno de 500 años (con el que se establece el carácter de inundable de un terreno) y la casa ha sufrido ya tres graves inundaciones (la última en 2008) que la han dañado (sobre todo su núcleo central de madera) notablemente, siendo muy costosas las reparaciones ejecutadas.
Durante la inundación de septiembre de 2008
Curiosa imagen durante la inundación de septiembre de 2008
Tras esta vivienda, Mies van der Rohe, que ya contaba en 1950 con 63 años, desarrolló aún una ingente carrera con magníficos edificios que también se han convertido en piezas clave de la arquitectura. El Crown Hall y el Seagram serán otros edificios paradigmáticos para la historia de la arquitectura... Pero esa es otra historia...
Hoy nos quedamos con la vivienda en la que uno de los grandes maestros del siglo XX materializó la mayor expresión de su sueño de simplicidad...
"Beinahe nichts" ("Casi nada").
P.S. Dedico esta entrada a mis queridísimos amigos y colegas Alejandro Muñoz Muñoz y Pablo Peinado Ferrand, que siempre han admirado esta casa.
P.P.S. Las fotografías se han obtenido de la red. La Casa Farnsworth cuenta con esta página web oficial.