Maravillosa exposición, pero...

Javier ha vuelto ya de unos días de vacaciones en Bilbao. Me cuenta que ha tenido oportunidad de ver la exposición que dedica el museo Guggenheim a Frank Lloyd Wright en el 50 aniversario de su muerte. Le ha emocionado ver planos del maestro, ya desgastados por las esquinas y amarillentos, que contienen sus anotaciones y su firma. También le ha puesto la carne de gallina contemplar al natural dibujos y perspectivas que ha visto reproducidos en libros decenas de veces.


Cartel de la exposición en la entrada del Guggenheim Bilbao

Le ha encantado recordar que Wright era un hombre que apreciaba el Arte en su integridad, que en sus estudios de Taliesin y Taliesin West, además Arquitectura se practicaba Música, Pintura, Danza, Literatura... Que sus colaboradores y alumnos se veían obligados a construir con sus propias manos el estudio en sí y los habitáculos que los albergarían mientras vivieran en él, con el fin de conocer los materiales, los sueños de los pequeños ladrillos como yo.

Y sin embargo, a pesar de tanto disfrute estético y arquitectónico... Dice que no se sentía "lleno". Para mí, como ladrillo soñador, está clara la causa... La Arquitectura no es un arte para ser dibujado, es para ser construido y vivido. Por eso, aunque se aprenda del maestro que los planos deben ser bellos en sí mismos, no puede reducirse a eso. La Arquitectura no es el arte de las fachadas, es el arte del espacio.

De todas formas, la exposición dice que es más que recomendable para todo el mundo. Para los profesionales porque disfrutarán viendo la génesis del trabajo del maestro. Para los profanos en la materia porque conocerán a uno de los más grandes arquitectos del siglo XX y se aproximarán a su maravillosa obra. A Javier le queda el gusanillo de que uno de sus viaje pendientes es el que le lleve a "vivir" la obra del maestro.

¡Qué poca vergüenza!

¡Mi alma de ladrillo soñador está indignada! ¿Cómo se puede tener tan poquísima vergüenza? ¿Cómo es posible tener una cara tan durísima? ¿Cómo es posible mancillar de esta manera una obra maestra de la arquitectura?

De las dos fotografías que adjunto a esta entrada, la superior es de uno de los museos más famosos del mundo. El Solomon R. Guggenheim de Nueva York. Una de las obras de arquitectura más aclamadas de Frank Lloyd Wright, el mismo arquitecto de Fallingwater (La Casa de la Cascada) de la que hablamos ya en una entrada anterior. El museo data de 1959 y se considera una de las más grandes obras de la arquitectura universal.

Lo de la fotografía inferior es una terminal "multimodal" de transporte en Resistencia, capital de Chaco, Argentina. La fotografía aparecía en el diario oficialista Norte de esa ciudad el 22 de noviembre de 2009. Si os parece increíble podéis pulsar este enlace con la noticia. Por lo visto, al "genio" que diseñó el proyecto de la terminal le faltaba el edificio de oficinas... Y qué mejor que "fusilar" tal cual el Guggenheim de Nueva York.

Ha habido una avalancha de críticas por todo el mundo. El blog "arquitectura+historia", que es interesantísimo y que podéis ver en la lista de blogs de la derecha, le ha dedicado una entrada con la mención "Mamarracho 2010".

Los promotores y autores del proyecto, han profundizado aún más en su desvergüenza al explicar semejante barbaridad. Dicen que "sólo es un proyecto y no hay nada definitivo" y que es un edificio de oficinas y "no sabíamos que era un museo". ¡Además de desvergonzados... Ignorantes!

El espacio íntimo... Ronchamp

Nacido en la localidad de La Chaux-de-Fonds, en Suiza, Charles Edouard Jeanneret-Gris; nacionalizado más tarde francés y conocido mundialmente como Le Corbusier; fue uno de arquitectos más influyentes del siglo XX, además de gran teórico del arte, diseñador y pintor. Le Corbusier (que se podría traducir de forma libre por "el cuervo") tomó este sobrenombre como deformación humorística del apellido de su abuelo materno, Lecorbésier.

Le Corbusier

La gran obra de este arquitecto, exponente como ninguno de los postulados del Racionalismo o Movimiento Moderno, da para muchísimas páginas y entradas. Pero este es un blog de sueños, sentimientos y sensaciones ante ese gran arte que los insignificantes ladrillos ayudamos a crear. Es por ello que Javier me sigue animando a repasar las obras que llenan de sentido su pasión por la arquitectura. Y he aquí una de las obras que más le emocionan, que más veces ha recorrido en su imaginación por no haber tenido aún la oportunidad de hacerlo en persona. La capilla de Notre Dame du Haut, cerca de Ronchamp, Francia.

Vista general de Notre Dame du Haut

Notre Dame du Haut (Nuestra Señora del Alto) se encuentra sobre una colina en la que ya en época medieval existía una iglesia de perigrinación para lo lugareños. Destruida durante la Segunda Guerra Mundial, una comisión decide la construcción de un nuevo edificio. Resulta curioso que para este edificio católico se designase a un arquitecto ateo de madre protestante. Esto llevaría más tarde a buena parte del clero francés más tradicionalista a elevar un sinfín de críticas contra la obra.

Le Corbusier, en principio reacio a ejecutar el encargo, llegó a la colina, miró el horizonte hacia los cuatro puntos cardinales, hacia sus curvas y paisajes... Y aceptó. Corría el año 1950 y él contaba ya con 63 años.

El arquitecto ateo inició su personal reflexión sobre la dimensión de la oración y del hecho religioso, soñando un espacio íntimo. El teórico de la arquitectura en serie como "máquina a habitar" entendió que la obra debía responder a su ubicación, lejos de arquetipos, formas lineales y seriadas.

Planta de la capilla

La planta de la capilla es de una enorme simplicidad. Consta de una nave principal y tres capillas secundarias. La nave, recogida entre los dos muros principales de la edificación, se ilumina a través de huecos de diverso tamaño y en diversas posiciones que regulan la entrada de luz y generan la intimidad necesaria para la oración. Las tres capillas, con suficiente independencia como para poder celebrar oficios simultáneos, reciben luz desde tres torres semicilíndricas terminadas en pequeñas cúpulas semiesféricas.

Vista del muro lateral con los huecos de iluminación y de la torre principal

Vista conjunta de las tres torres que iluminan a las capillas secundarias

El espacio íntimo iluminado por los huecos de distintas dimensiones

Los muros, de formas curvas y de grosores desmedurados, no son portantes (no sustentan el edificio) y sólo recubren una estructura interior de pilares de hormigón armado que sí sustentan la cubierta de hormigón que se curva hacia el cielo. En los muros, que conducen el recorrido del peregrino y dan una profundidad increíble a los huecos de iluminación, se emplearon las piedras de la iglesia destruída. Entre la curvatura de la colina y la de la cubierta, entre el cielo y el suelo, se encierra el espacio íntimo. Para rematar el edificio, este cuenta con un altar exterior a cuya izquierda se abre el hueco entre las dos curvaturas principales de los muros, acogiendo al peregrino.

Vista de la nave principal hacia el altar

Otra vista de la nave principal

Vista de la nave desde el altar

La obra se culminó en 1955 y recibió tanto críticas como alabanzas. Las críticas llegaron incluso de personas cercanas a la arquitectura del Movimiento Moderno porque pensaban que su teórico principal había "traicionado" sus propios postulados. A Javier la obra le ha parecido siempre maravillosa.

Lugar de las celebraciones al aire libre

Hoy, la capilla de Notre Dame du Haut recibe más de 80.000 visitas en "peregrinaje arquitectónico" al año, siendo considerado uno de los hitos más importantes de la arquitectura del siglo XX.

¡Qué suerte la de una de las simples piedras que forma parte de esta maravilla! Mientras llega mi ocasión, seguiré soñando con ser parte de algo tan bello como esto.
 
Os dejo la dirección de la página principal de la capilla. Está en francés y contiene fotografías muy interesantes de la construcción. http://www.chapellederonchamp.fr/

Fallingwater... El éxtasis y el orgullo

Hoy he vuelto a revisar una de las casas más impresionantes que existen... Fallingwater o La Casa de la Casacada, como se la conoce en castellano. Una de las obras cumbre de la arquitectura americana y a decir de muchos críticos, la mejor obra de Frank Lloyd Wright (1876-1959).

La casa fue encargada por un adinerado empresario de Pitsburg, dueño de una cadena de Grandes Almacenes, Edgar Kaufmann. Este hombre tenía unas cabañas muy deterioradas en un lugar de Pensilvania llamado Bear Run (Arroyo del Oso), cerca de una cascada, y quería una vivienda de fin de semana para la familia. Wright visitó el lugar y lo primero que propuso fue realizar la casa sobre la cascada, a lo que en principio Kaufmann se negó. Nueve meses después Wright no había dibujado ni una línea de lo que bullía en su cabeza para esta residencia. No fue sino cuando Kaufmann anunció su visita al estudio del arquitecto, que este desarrolló los planos en pocas horas. La casa nacería sobre la cascada, con unos muros de piedra de una cantera cercana que formarían su núcleo central y dispondría de unos voladizos horizontales de hormigón armado en color crema. Al mismo tiempo que se adaptaba al terreno, se imponía a él de una manera magistral. El proyecto estaba terminado en 1935. Como dijera Wright, la casa estaba diseñada "para la música de la cascada", que se oye desde todos los puntos de su interior.

Perspectiva de Fallingwater dibujada por Wright

Vista clásica de la casa con la cascada fluyendo bajo ella

La construcción no estuvo exenta de problemas. Los ingenieros afirmaban que la estructura propuesta por Wright para los grandes voladizos no aguantaría y propusieron cambiarla. El enorme orgullo del arquitecto sólo le permitió asumir un mínimo cambio que suponía insertar unas pequeñas piezas metálicas sustentando parte del vuelo principal. El propio Kaufmann, asesorado por los constructores, desconfiaba de la estructura de Wright y ordenó duplicar, en secreto, el acero que llevaba el hormigón armado. Enterado Wright, sus iras pusieron en jaque la continuidad de la obra... Y sin embargo, el tiempo demostró que Wright se había equivocado. Si Kaufmann no hubiese duplicado el acero, los voladizos no hubiesen aguantado ni tan siquiera su propio peso. A pesar de ese acero añadido, la deformación en el borde de los vuelos en los años 90, alcanzaba los 22 cm. Las obras de rehabilitación de la casa en 2001 para corregir esta situación costaron 11,5 millones de dólares. Más de cinco veces lo que hubiese costado construirla entera en 2009.

Vista de la casa desde el lado menos conocido, con la escalera que baja hasta la superficie del agua

La casa, que fue considerada una obra maestra de la arquitectura desde casi el momento mismo de su terminación en 1937, fue cedida en 1964 por el hijo de los Kaufmann a la Western Pennsylvania Conservancy que la abrió al público como museo. La casa recibe unas 120.000 visitas al año, acumulando más de 6 millones de visitantes desde su apertura. La Smithsonian Magazine la considera uno de los "28 lugares que visitar en la vida".

Uno de los salones interiores de la casa, con los acabados, muebles y techos diseñados también por Wright

Como decía en el título de la entrada, creo que no puede haber mayor éxtasis para un ladrillo (o en este caso para una piedra) que formar parte de esta maravilla. Una maravilla que salvó para la posteridad la desconfianza de un cliente en el excesivo orgullo y enorme "ego" de un grandísimo arquitecto.

La página oficial de La Casa de la Cascada la dejo en este enlace. Las fotos son maravillosas.

... Y catástrofes de muchos ladrillos

Me envía mi amigo Migue (él también habla con los ladrillos) unas fotos que circulan por la red de uno de los más sorprendentes casos recientes de "derrumbes" de edificios. Se trata de la caída de un edificio de nada menos que trece plantas en la localidad de Lianhuanan, cerca de Shangai (China) el 27 de junio de 2009.
Migue es geólogo y especialista en geotecnia de edificación y no es de extrañar que este caso le impactase. De hecho, me comenta en su correo; ¿para qué existirá la geotecnia?

El edificio cayó como un árbol, a punto de ser entregado a las familias que lo habían de habitar, quedando completo y tendido sobre una de sus fachadas, dejando los cimientos al aire, como si fuesen sus raices. Desgraciadamente un obrero perdió la vida. Por suerte, los pisos no estaban aún habitados.

Como se puede apreciar en la primera fotografía, parece ser que las causas de la caída obedecieron a la combinación de dos factores. Por un lado la excavación de unos aparcamientos con una profundidad de 4,60 metros a la izquierda del edificio y la acumulación de las tierras que se sacaban de esa excavación a la derecha del mismo, junto al río, para reforzar el dique de defensa frente a posibles crecidas. Hueco a la izquierda, montón a la derecha... El edificio cae hacia la izquierda.

El edificio descansa sobre una de sus fachadas entero. Se puede apreciar la excavación del aparcamiento a su izquierda y la acumulación de tierras para el dique a la derecha.

No me puedo imaginar el estado de ansiedad de las familias que habían comprado pisos en este inmueble y en los otros once edificios iguales que forman la urbanización, a pesar de que las autoridades chinas han dicho que el resto de los bloques es seguro. Creo que las fotografías os sorprenderán.

El edificio descansa sobre el suelo y parace intacto. Lo que se ve en primer plano son sus azoteas.

Impresionante fotografía del inmueble con los pilotes de cimentación al aire


Técnicos analizan la cimentación del edificio caído, que aparece en primer plano