Erich Mendelsohn y la Torre Einstein (Einsteinturm)... (I)

Septiembre y octubre han sido un no parar y las "obligaciones" blogueras han tenido que dejar paso a otras menos placenteras. Resuelto el apretón, estamos de vuelta para hablar de un gran arquitecto alemán del siglo XX (en su momento fue considerado el más grande de los arquitectos alemanes) y de una de sus obras más emblemáticas. Javier descubrió esta pequeña torre en una fotografía hace casi treinta años y siempre ha sido para él un icono. Este verano pudo, por fin, contemplarla en vivo y en directo y se quedó sin palabras, admirándola extasiado, presa de su magnetismo y embrujo, dando vueltas a su alrededor en pausado deleite...

Erich Mendelsohn

Erich Mendelsohn nació en la localidad de Allestein, en Prusia Oriental (hoy perteneciente a Polonia y conocida como Olsztyn), el 21 de marzo de 1887. Su madre era sombrerera y su padre comerciante. Tuvieron seis hijos, de los que Erich fue el quinto. Como era de esperar por el ambiente familiar, su formación fue dirigida hacia las Ciencias Económicas, ingresando en 1906 en la Universidad de Múnich. Sin embargo, dos años después, se decantará por la Arquitectura, incorporándose a la Universidad Técnica de Berlín. Otros dos años será el período que permanecerá en Berlín, retornando a Múnich para finalizar allí sus estudios durante 1912. En esta última etapa de su formación arquitectónica recibe la gran influencia del maestro Theodor Fisher, arquitecto que se debatía entre los postulados del Neoclasicismo y los del Jugendestil (movimiento centroeuropeo paralelo al Modernismo español, Art Nouveau francés y Sezession vienesa), liderado por Joseph Maria Olbrich y Henry Van de Velde.

El ambiente cultural y artístico del Múnich de principios del siglo XX rivalizaba con los de las grandes capitales europeas de la cultura, como París, Amsterdam o Viena. Mendelsohn, que frecuenta recién graduado los ambientes progresistas de Múnich, entra en contacto con el grupo de artistas expresionistas Blaue Reiter (Jinete Azul), que fundasen Wassily Kandinsky y Franz Marc en 1911. Su acercamiento al expresionismo le llevará a adoptar ese lenguaje artístico durante más de una década en su ejercicio profesional.

Uno de los hechos más curiosos de Erich Mendelsohn es que tras su graduación no pasó por el estudio de ningún arquitecto de la época, sino que decidió abrir inmediatamente su propio estudio. De todas formas, en 1914 Europa se sume en el desastre de la Primera Guerra Mundial. Mendelsohn, con graves problemas de visión desde joven (de hecho perderá la visión de un ojo poco después) se plantea su situación personal ante la contienda, pues su más que posible reclutamiento forzoso en infantería supondría un suicidio. Así, en 1915 se producen dos de los acontecimientos más trascendentales de su vida. Contrae matrimonio con la violonchelista Luise Maas y se decide a trasladarse de nuevo a Berlín donde se incorpora como voluntario al cuerpo de ingenieros del ejército. En Berlín, nadie lo conoce como arquitecto, por lo que pasa desapercibido durante un tiempo. Su débil vista le libera de muchas ocupaciones militares y le permite seguir adelante con su vida. Su hija nacerá en 1916. En 1917, sin embargo, es trasladado al frente ruso, para ser transferido en 1918 al frente oeste, donde vivirá la primera derrota "definitiva" de Alemania.

A través de su mujer había entrado en contacto, ya en 1915, con personas que determinarían su vida futura. El astrofísico Erwin Freundlich era un violonchelista aficionado y hermano de Herbert Freundlich, afamado director del Instituto de Físca, Química y Electricidad Kaiser Wilhelm. Ambos hermanos conocían bien a Albert Einstein y eran de los pocos científicos empeñados en responder a una llamada pública de Einstein en la que demandaba pruebas experimentales que demostrasen las predicciones de su novedosa Teoría de la Relatividad. Algunas de las posibles pruebas podrían provenir del análisis espectrográfico de la luz del Sol para determinar la curvatura del espacio producida por su propia masa y gravedad. Para tal fin, era necesaria la construcción de un observatorio-laboratorio solar. Mendelsohn, como hombre muy inquieto desde el punto de vista intelectual, quedó impresionado por las implicaciones de la nueva teoría física hasta tal punto que, a partir de entonces, siempre realizó paralelismos entre sus formas arquitectónicas y el continuo espacio-tiempo de la relatividad.

En esos mismos años, aunque hoy nos pueda parecer mentira, los científicos más importantes del mundo seguían intentando encontrar el hipotético planeta, más cercano al Sol que Mercurio, que permitiese explicar el extraño movimiento de este último en su órbita. Einstein y los seguidores de sus postulados no lo buscaban porque bastaba la Teoría de la Relatividad para explicar las anomalía de la órbita del planeta por su proximidad a un cuerpo tan masivo como el Sol. La teoría necesitaba una rápida demostración, pero la guerra truncó toda iniciativa a este respecto...

Mendelsohn dedicaba su tiempo libre en los frentes bélicos al trazado; bien en un cuaderno de apuntes, bien en las propias cartas que enviaba a su mujer; de sus famosos croquis de edificios imaginarios. Entre ellos, del observatorio solar que su amigo de actividades musicales, Freundlich, le había comentado que se proponía construir para demostrar la teoría de Albert Einstein.



Croquis de edificios imaginarios de Erich Mendelsohn

Croquis iniciales de la Torre Einstein

Sus edificios imaginarios, con un claro lenguaje expresionista, pretendían transmitir a quien los observase un gran conjunto de emociones. Se liberaban de las formas y las proporciones clásicas, y de las líneas rectas. Los nuevos materiales; hormigón y acero; permitían que sus estructuras monolíticas, curvas y vueltas sobre sí mismas, encerrasen espacios habitables al mismo tiempo que generaban en su exterior un marco formal para la nueva ciudad... Es bastante evidente la relación entre las concepciones y el lenguaje arquitectónico de Erich Mendelsohn con los de Borromini y Gaudí. Admiraba la obra de estos inmensos maestros profundamente. También es bastante evidente que Erich Mendelsohn se alejaba bastante de los postulados del Movimiento Moderno. Le parecían excesivamente rígidos para desarrollar su lenguaje y expresar las emociones que él pensaba que la nueva arquitectura debería transmitir.

(Señalar aquí, a modo de paréntesis, que esa falta de sintonía de Erich Mendelsohn con el Movimiento Moderno o Estilo Internacional, ha sido sin duda una de las causas de que este gran maestro de la arquitectura del siglo XX haya pasado a la historia como uno de los grandes olvidados)

Finalizada la guerra, asienta su práctica profesional en Berlín. Sus bocetos de edificios imaginarios, junto con los de otros arquitectos desconocidos por entonces, se reúnen en una exposición en la renombrada galería berlinesa de Paul Cassirer en 1919, bajo el título de "Arquitectura de hierro y hormigón". Entre los bocetos se contaban los diseños primigenios de la torre Einstein que, curiosamente, no pudo ser erigida en hormigón.

En esa misma época, Albert Einstein y sus teorías no contaban con el respaldo unánime del mundo académico y científico de su propio país y, por tanto, tampoco de la opinión pública. Los opositores a la nueva teoría la tachaban de esotérica e irracional y despreciaban cualquier esfuerzo para avanzar hacia su demostración experimental. Todo cambiaría después del 29 de mayo de 1919. Dos expediciones inglesas se habían desplazado al hemisferio sur (una de ellas al Golfo de Guinea y otra a Brasil) para observar el eclipse total de Sol que se produciría ese día. Aunque el tiempo atmosférico no acompañó la observación del fenómeno, consiguieron dieciséis fotografías del astro rey oscurecido completamente y de las estrellas que, en esas circunstancias, se podían ver a su alrededor. Analizadas las placas, se comprobó que las posiciones de las estrellas observadas estaban desplazadas respecto a las que ocupaban cuando su luz no transitaba por las proximidades del Sol. Estas posiciones incorrectas se debían a la curvatura que la Teoría de la Relatividad preveía para los rayos de luz bajo la acción de la gravedad generada por un cuerpo de masa suficientemente grande. Una de las predicciones más discutidas de la teoría había quedado demostrada. Así, de la noche a la mañana, el anuncio en Londres de las conclusiones de las expediciones de la Royal Society y de la Astronomical Society, sacudieron el mundo y convirtieron a Einstein en una celebridad internacional de primer orden. En su país, una derrotada Alemania, su figura encarnaba un nuevo orgullo patrio que, sin embargo, él mismo no sentía.

Gracias a la labor de Freundlich y al crucial respaldo del propio Albert Einstein, se constituye la Einstein Stiftung (Fundación Einstein) destinada a promover una campaña de recogida de donativos y fondos para la construcción de un observatorio solar en una zona de la llamada "Colina del Telégrafo", donde se asentaba el Instituto Astrofísico de Potsdam, ciudad muy próxima a Berlín. El manifiesto de la campaña de recaudación de fondos, de enero de 1920, estaba apoyado directamente por figuras tan relevantes como Max Planck (padre de la Física Cuántica).

Croquis intermedios de la Torre Einstein

El proyecto se había encargado en firme a Erich Mendelsohn a finales de 1919, habiéndose estimado su coste en unos 300.000 marcos. El comienzo de la hiper-inflación en Alemania sería otro grave problema para el avance del proyecto, que a primeros de 1920 había alcanzado un presupuesto de 500.000 marcos, para llegar al millón y medio poco después y dispararse hasta más de los dos millones y medio.

Erich Mendelsohn, desde finales de 1919 pondría toda su potencia creadora al servicio de un edificio de cuyas características utilitarias y/o funcionales no se debía preocupar. Los ingenieros vinculados al fabricante de los instrumentos ópticos que albergarían la torre y el laboratorio (encargados a la firma Carl Zeiss) las debían establecer. Su única preocupación se centraba en construir un edificio simbólico que, al mismo tiempo, rindiese homenaje a la Teoría de la Relatividad.

Posando encantado ante la Torre Einstein

En una próxima entrada, veremos en detalle el resultado. Uno de los edificios más paradigmáticos de la arquitectura del siglo XX.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Más que interesante, eres todo un ilustrado Javier, una prosa cómoda de leer en un contenido tratadista y revelador. El esfuerzo por aunar el simbolismo y la funcionalidad en un sólo edificio en el que se montarían lentes dio al mundo ópticas para percibir el mundo de otro modo. Me ha gustado mucho, seguiré muy pendiente de la segunda parte. Un abrazo.

Pablo dijo...

Muy interesante, sí señor. Un solo edificio puede dar para mucho. Por cierto, me encantan los croquis de edificios imaginarios.

PACO HIDALGO dijo...

La torre Einstein de Postdam de Mendelsohn es una obra que siempre me ha llamado la atención, pues parece que no es arquitectura, no es sólida, parece de plastilina, gelatinosa. Yo la estudie como una de las pocas manifestaciones del expresionismo en arquitectura, pero támbién he leído que se la cataloga futurista. Tu lección es magistral, tanto en el contenido como en la forma de contarla; espero ansioso la continuación. Y que envidia estar allí, en Alemania, como has estado este verano. Felicidades y saludos cordiales.

Carlos Zeballos dijo...

Muy interesante y espero el próximo post.
Me gustó mucho la foto del final.
Un saludo