Erich Mendelsohn y la Torre Einstein (Einsteinturm)... (y II)


En la entrada anterior, realizamos un paseo por los años previos a la edificación de la Torre Einstein por parte de Erich Mendelsohn. Un edificio que acabó considerándose obra cumbre y máximo exponente de la arquitectura expresionista alemana.

Como concluíamos en esa primera entrada, Erich Mendelsohn no tuvo que ocuparse de las características funcionales del edificio. Las determinaron los ingenieros de Carl Zeiss, que eran responsables de los instrumentos ópticos y científicos que albergaría la construcción. La cúpula contendría un celostato o heliostato; instrumento óptico compuesto de dos espejos y un motor guía que realiza un seguimiento del Sol en su movimiento aparente sobre el horizonte; para conducir su luz en vertical (por el centro de la torre de veinte metros de altura) hasta un espejo colocado en el fondo, con un ángulo de 45°, que dividiría la luz hacia los instrumentos que ocupan el laboratorio subterráneo. Allí, dos telescopios solares (de 200 mm y 600 mm de apertura) y un espectrógrafo se encargarían de analizar la imagen y la luz solar, respectivamente.

Algo básico y fundamental para los estudios que se llevarían a cabo en el edificio era su estabilidad térmica interior. La temperatura debía permanecer constante. La disposición horizontal de los instrumentos ópticos permitiría, además de minimizar la altura necesaria para la torre, alojar dichos instrumentos en el laboratorio subterráneo antes mencionado para garantizar esa temperatura constante. El más que notable grosor de los muros, con una elevada inercia térmica, también contribuiría a tal estabilidad térmica.

Plantas y sección de la torre

El edificio presentaba un programa muy sencillo y su máxima función era servir de "concha protectora" a los instrumentos científicos. Desde el exterior se accede a un zaguán en la planta baja del que parten diversos recorridos interiores. Al fondo de esta planta se encuentra la sala de estar y de reuniones del observatorio. Una escalera conduce desde el zaguán hacia el laboratorio subterráneo y otra hacia lo alto de la torre. En la planta alta se ubican unos dormitorios y un laboratorio superior. La escalera de la torre llega hasta la cúpula.

Vista general de la torre

Vista del acceso a la torre con la impresionante geometría de la escalera y el hall

Otra perspectiva de la impresionante entrada

Mendelsohn concibió el edificio en hormigón armado, el nuevo material de la arquitectura moderna que permitiría dejar atrás las formas de la arquitectura tradicionalista e historicista, tan extendida y apreciada por la burguesía y las instituciones de la nueva república alemana surgida tras la I Guerra Mundial. El nuevo material permitía moldear libremente las formas de la nueva arquitectura. Sin embargo, el elevado coste del hormigón y el acero en pleno período hiperinflacionista, sumado al de los encofrados curvos y al hecho de que tanto el hormigón como el acero escaseaban y estaban racionados desde el final de la guerra, obligaron a ejecutarlo en ladrillo con un simple revoco hacia el exterior.

Vista general trasera de la torre. En primer término los huecos de la sala de reuniones, en planta baja. El espectacular espesor de los cerramientos llama la atención

Vista en escorzo trasero de la torre

Detalle de la trasera de la torre. Ventanas de la sala de estar en planta baja y de los dormitorios en planta alta. Se puede ver la transición del lateral a la trasera

En la ventana de la sala de reuniones se aprecia como la fachada se vuelve sobre sí misma. El mismo plano forma el antepecho, las jambas y el dintel de la misma. Es una transición magistral entre el paramento lateral y los huecos traseros

Perspectiva del cuerpo de la torre con una de las gárgolas en primer plano

Ese cambio de material no trastocó la concepción de un edificio que sorprende por su enorme dinamismo. El arquitecto no erigió un simple inmueble para cobijar un observatorio astronómico, sino que levantó un monumento a la ciencia, la arquitectura y el arte de vanguardia. Un paradigma de rebeldía y de liberación frente a los dictados de la arquitectura y el arte tradicionales ligados a los ambientes políticos y culturales más conservadores. De forma inmediata, incluso durante la construcción, surgieron interpretaciones que querían ver geometrías no euclídeas y guiños a cuartas dimensiones temporales relativistas en el trazado. Estas interpretaciones tuvieron tanto éxito que se difundieron hasta la saciedad, a pesar de que Einstein y el propio Mendelsohn las ignoraron, e incluso despreciaron. Ellos asumían que en la Torre Einstein se había producido el encuentro de dos hitos vanguardistas, uno científico y otro arquitectónico.

Perspectiva inferior de la torre

Detalle de las ventanas que iluminan la escalera central

Detalle de la cúpula

La construcción se inició a mediados de 1920 y finalizó en agosto de 1921. Ese mismo año, Einstein fue galardonado con el premio Nobel, aunque no por la Teoría de la Relatividad, sino por su explicación del Efecto Fotoeléctrico y el descubrimiento del fotón. Sin embargo, hasta mayo de 1925 no se finalizaron los trabajos de montaje de los instrumentos científicos. El programa de experimentos posteriores quedó bajo la supervisión de la Fundación Einstein, que consiguió sufragar los costes de operación con una serie de aportaciones públicas y privadas, creando incluso una asociación de Amigos de la Fundación Einstein.

Portada del Berliner Illustrite Zeitung del 4 de septiembre de 1921

El 4 de septiembre de 1921, una imagen del edificio recién terminado ocupó la portada del semanario Berliner Illustrite Zeitung, con una tirada próxima a 1,6 millones de ejemplares. El impacto del mismo fue inmenso, dedicándosele desde entonces gran cantidad de imágenes, portadas y artículos en medios de comunicación de medio mundo. La fama de Erich Mendelsohn creció hasta convertirse en el arquitecto alemán más deseado, famoso y exitoso del momento, muy por encima de cualquiera de sus colegas. Respecto a la reacción de Albert Einstein al contemplar el nuevo edificio, es bien conocida una anécdota en la que tras una exhaustiva visita, guiado por el arquitecto, el científico permaneció en silencio hasta que, concluida, se limitó a sentenciar; "¡Orgánico!".

Hay que decir que la construcción de la torre no contó con la calidad deseable y tuvo que sufrir algunas reparaciones y reformas al poco tiempo de su entrada en funcionamiento (durante el año 1928) por problemas de filtración de agua y notables humedades. Se sellaron los alféizares con chapas, al igual que el arranque de la cúpula.

La torre durante los trabajos de reparación de 1928

El advenimiento del nacionalsocialismo, con el ascenso de Hitler al poder en 1933, supuso la salida de Alemania de las tres personas más importantes en la concepción de la torre. Einstein y Mendelsohn eran judíos, al igual que el padre del astrofísico Freundlich, aunque este último se había convertido al protestantismo al casarse con una inglesa. La torre pasó entonces a ser catalogada como uno de los ejemplos de "arte judío""arte degenerado", según la terminología nazi. El programa de experimentos se mantuvo, a pesar de que las nuevas autoridades disolvieron la Fundación Einstein ese mismo año. Mientras tanto, las SS exigían el cambio inmediato del nombre de la torre. En 1934 se impuso el saludo nazi en el observatorio, que los científicos rechazaron, y se obligó a retirar el busto de Albert Einstein que estaba ubicado en la entrada de la torre desde su inauguración. Los científicos del observatorio escondieron el busto y lo sustituyeron por una piedra, "ein Stein" en alemán. Hoy en día se exhibe el busto junto con la piedra que lo sustituyó.

Por cuestiones meramente de índole económico, la torre se libró de la demolición y de una reforma programada por los nazis para adaptarla a una arquitectura "aceptable". En 1942, fue "camuflada" con pintura marrón y verde para preservarla de los bombardeos, como el que en 1945 destruyó algunos edificios en la colina y provocó unos mínimos daños en la estructura y los instrumentos de la torre.

Terminada la II Guerra Mundial, la torre quedó en el lado comunista. Los rusos, respetaron el edificio y el programa de experimentos, en el que también habían participado desde antes de la guerra. Reparada completamente en 1950, fue pintada en color gris claro en 1952 y repintada en blanco (que había sido su color original) en 1978, al acercarse la celebración del centenario de Albert Einstein. Finalmente, con la caída de muro y del régimen de la República Democrática Alemana, se creó en 1992 el Instituto Astrofísico de Potsdam al que fue adscrita la torre con sus instrumentos. Desde ese año, el edificio pudo volver a ser admirado por el público, ya que desde 1976 el régimen comunista la había declarado inaccesible por motivos de seguridad nacional por ser un centro de investigación.

Estado de la torre en 1999, de forma previa a su rehabilitación. Se aprecia bajo el revoco perdido los ladrillos que la constituyen

En 1999 el deterioro de la Torre Einstein era más que evidente y se decidió acometer una profunda rehabilitación que volvió a hacerla brillar como el faro de la arquitectura moderna que había sido en su momento. Su aspecto hoy en día es inmejorable.

Erich Mendelsohn, que como hemos dicho se había convertido en el arquitecto más famoso de Alemania tras la conclusión de la torre, vivió unos años de gran bonanza con multitud de encargos, antes de huir de su país. Baste señalar que en su estudio contaba con más de cuarenta empleados y que en 1928 proyectó su vivienda familiar, de cuatro mil metros cuadrados, que tan solo ocuparía entre 1930 y 1933.

Los nazis confiscaron todos sus bienes y toda su fortuna (bastante notable) en aplicación de las leyes raciales y lo expulsaron de todas las instituciones y academias artísticas y arquitectónicas del país. Él, que aprovechando un viaje al extranjero, no había vuelto a Alemania (no habían pasado ni dos meses desde el ascenso de Hitler al poder), no regresó nunca. Abrió estudio en Inglaterra, en Palestina (más tarde Israel) y en Estados Unidos, donde trabajó y residió hasta su muerte en San Francisco el 15 de septiembre de 1953. Sus proyectos y obras en esos años se centraron en encargos de la comunidad judía y no tuvieron la repercusión de la mítica Torre Einstein.

Vista de la Torre Einstein desde lo alto de la colina, antes de despedirse de ella hasta otra ocasión

Para finalizar, merece la pena contestar a una pregunta que puede que muchos lectores se estén haciendo. ¿Se consiguieron demostrar los postulados de la Teoría de la Relatividad mediante los experimentos llevados a cabo en la Torre Einstein? La respuesta es... No. Iniciados los experimentos, se pudo apreciar que la máxima definición que podían aportar los instrumentos ópticos allí montados (telescopios solares y espectrógrafo), con los dieciséis metros de distancia focal que permitía su disposición en el interior del laboratorio subterráneo, era insuficiente para tal demostración. Sin embargo, a lo largo de su existencia, la Torre Einstein ha venido siendo uno de los más valiosos observatorios solares, entre otras cosas por el trabajo continuado que se ha venido desarrollando en él desde 1925. Hoy en día sigue en activo y a pleno rendimiento, por lo que su interior solo se puede visitar, previa autorización, algunos sábados por la mañana, siempre que no sea en verano.

Escultura "Broze Brain 3 SEC"

Como curiosidad añadida, señalar que en la explanada adoquinada previa a la torre, a la derecha de la misma, se encuentra una escultura del berlinés Volker März. Se trata de un pequeño cerebro de bronce encastrado en el suelo con la inscripción 3 SEC. Su título es "3 SEC Bronze Brain - Admonition to the Now-Momment to the Continous Present". Hace referencia a los trabajos del reputado neurocientífico y psicólogo alemán Ernst Pöppel, que en sus experimentos sobre la percepción del tiempo sostiene que nuestra experiencia de continuidad temporal es una ilusión generada por nuestro cerebro que descansa sobre la reconstrucción de intervalos dispersos de consciencia de tres segundos de duración.

Existencia, espacio, tiempo y arte...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho, como gestor de patrimonio no puedo dejar de admirar la recopilación de información sobre las fases de deterioro y rehabilitación. Como filósofo aplaudo el camino que tenía preparada la torre Einstein por el destino, sin duda un símbolo de aunación. Como curioso, celebrar un relato de corte tratadista escrito con tanto gusto. Tengo una duda: aunque no se consiguió demostrar los postulados de la teoría de la relatividad, ¿se han mejorado las ópticas? Su aspecto exterior es agradable a la par que dinámico. Felicidades como siempre y gracias por ilustrarnos. Un abrazo

PACO HIDALGO dijo...

Excelente remate para una obra sin par, que adelantó las vanguardias arquitectónicas del siglo XX. Un cordial saludo.

apaolant dijo...

Excelente sitio y me encanta la información que has volcado aquí. Te paso un link a mi blog y te invito a que lo visites para ver fotos de edificios y monumentos de Buenos Aires.

http://detallesdebuenosaires.blogspot.com

Saludos, Andrés